jueves, 6 de diciembre de 2007

Así vio el partido...La prensa provincial

TRIPLES DE CARIÑO PARA TOÑÍN (LA CRÓNICA EL MUNDO DE LEÓN)

No hizo falta la magia de la NBA, la intensidad de un partido de Liga o la presión por conseguir el triunfo. Aún sin esos ingredientes, el de ayer fue uno de los mejores espectáculos que se pueden ofrecer desde una cancha de baloncesto. Fue el ejemplo del deporte volcado, más allá de rivalidades y competencias, para prestar su apoyo a una causa noble.

Ciudad de Ponferrada y Baloncesto León ya habían triunfado. Ambos lo hicieron cuando anunciaron que iban a sumar sus fuerzas en favor de Toñín Ordónñez, un niño de Fabero que lucha como un valiente por escapar de las garras del cáncer. Ayer repitieron éxito y, junto a ellos, los cientos de personas que acudieron a El Toralín para aportar su granito de arena.

La gran ovación de la noche se la llevó Toñín. En brazos de su madre y rodeado de los suyos, llegó al centro de la cancha para recibir el calor de todos. Después llegó el partido, con el marcador sumando puntos y puntos a favor de Baloncesto León pero sólo por rutina. Porque ayer el resultado importante era otro.

De todos modos, hubo momentos para disfrutar de buen baloncesto. Los de Aranzana aprovecharon la ocasión para afinar su preparación. A ráfagas, dejaron muestra de su calidad ACB. Triple a triple, aprovechando rachas casi infalibles, dibujaron un marcador rotundo ante un voluntarioso Ciudad de Ponferrada.

Los locales supieron sacar casta para dejar alguna huella en el encuentro. El marcador reflejó la gran diferencia que hay entre los dos equipos, pero el equipo de Alberto Miranda también regaló alguna jugada sabrosa para satisfacer a su público.

Y chispa pusieron también los jóvenes del baloncesto León. Calvo y Diéguez dispusieron de minutos y aprovecharon para dejar constancia de que llevan buen baloncesto dentro. Para la estadística, el local Jenaro se llevó el honor de ser el máximo anotador ante todo un ACB. Pero, por encima de todo, quedará el recuerdo del día en que el baloncesto se olvidó de rivalidades y se confabuló para brindar toneladas de ánimo, fuerza y apoyo para el pequeño Toñín y los suyos.

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